En el campo pudimos saludar y invitar a muchos animalitos, sobre todo insectos y pájaros, pero no encontramos a la bruja del olivar, probablemente porque hacía calor para ella.
A la vuelta a la escuela nos tomamos el desayuno y realizamos algunos juegos de agua para refrescarnos antes de comenzar con la construcción de nuestra casita campestre, que nos quedó muy acogedora.
Hicimos la inauguración de nuestra casa y en ella tramamos un plan para sorprender a las familias al día siguiente.
Tras barajar muchas opciones se decidió comenzar a ensayar un teatrillo contando las aventuras de Aceitunín y sus amigos/as
Y también de sus enemigos...
El proceso de creación fue de lo más divertido
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